El Ministerio del Interior reconoció una "responsabilidad policial importante" en la muerte de Michel Sebastián Mariño Olivera, un mecánico de 23 años, acribillado de cuatro balazos durante una "persecución" en Piriápolis. El subsecretario del Interior, Jorge Vázquez (un ex "guerrillero" de los años 60-70), dijo esta mañana en conferencia de prensa que "el accionar aislado de un funcionario no puede poner en riesgo el prestigio de todos los funcionarios del Ministerio".
Es decir, los actos criminales de los policías no ponen en cuestión la existencia de una institución del Estado que, demás estaría decirlo, tiene como única función la de reprimir. El "progresismo" la garantiza plenamente y va más allá: aplica la "tolerancia cero" con los desobedientes. Al precio que sea. Porque hay que "disciplinar" a la sociedad.
Poco tiempo atrás, dejaron morir calcinados a doce presos en la cárcel de Rocha, la mayoría jóvenes. No hay ningún policía sancionado. Hace una semanas, efectivos de Radio Patrulla asesinaron "por error" a un hombre en el barrio Flor de Maroñas. El Ministerio del Interior apeló la sentencia judicial que encontró culpable al efectivo que hizo los disparos. Garantizar la impunidad de los aparatos represivos es un mecanismo clave para controlar.
En esto, como en tantas otras cosas, ninguna diferencia existe entre el gobierno del Frente Amplio y la derecha más reaccionaria. Coinciden plenamente. El dramático testimonio que a continuación reproducimos, es una fotografía nítida de esa institución encargada de la "seguridad ciudadana".
(Redacción de Agenda Radical)
Extraído de La Haine
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